Francia y el Reino Unido, portadores de altos valores humanos, enfrentan una crisis de migración con personas que intentan cruzar, y a veces mueren en El Canal de la Mancha.
El gobierno conservador británico ha presionado a las autoridades francesas para prevenir más cruces marítimos clandestinos.
La violencia policial y la indiferencia respecto a las llamadas de socorro de los migrantes ha llevado a muertes evitables.
Estos problemas se desarrollan bajo acuerdos específicos que delegan la vigilancia de la frontera británica a las fuerzas del orden francesas.
El Reino Unido ha acordado el pago de 543 millones de euros a Francia durante tres años para 'detener más botes'.
Conclusión: Los trágicos eventos recurrentes implican la necesidad de un combate implacable contra los traficantes y el respeto absoluto de los derechos humanos por parte de las fuerzas del orden, junto con la revisión de los términos de la cooperación franco-británica y la posibilidad de plantear alternativas.