Bashar Al-Assad fue derrocado por los nacionalistas islamistas.
El régimen de Al-Assad se basó en la incompetencia, tortura y el aplastamiento de toda voz disidente.
El país está desangrado y despojado de su soberanía.
La facción armada Hayat Tahrir Al-Cham tiene preocupantes conexiones con la yihad y la islamista.
Se necesita construir un nuevo orden político y social.
Las decisiones y responsabilidades de los insurgentes que han derrocado al régimen son inmensas.
Los países occidentales y vecinos de Siria tienen un papel importante a jugar en la reconstrucción del país.
Conclusión: La caída del régimen de Al-Assad abre un camino de incertidumbre con la esperanza de reconstrucción de una nación desgarrada por la guerra.