Donald Trump, conocido por sus comportamientos menos gloriosos, es aún más radical que hace ocho años.
El electorado de Trump está perfectamente familiarizado con él y están dispuestos a seguir su liderazgo.
Bajo Trump, Estados Unidos ha dejado de ser una superpotencia abierta y comprometida con el mundo.
El mundo según Trump es uno dominado por los intereses nacionales de los Estados Unidos y la diplomacia mercantil, menospreciando el multilateralismo.
Se avecina una posible terminación de la ayuda militar de Trump a Ucrania y una posible paz negociada con Putin que favorezca al invasor.
La reelección de Trump plantea un riesgo de división, incluso de fractura en Europa.
La conducción de Trump está plagada de misoginia, racismo y populismo, lo que es una mala señal para las mujeres, los inmigrantes y la democracia en general.
Conclusión: Los votantes de Trump y los líderes empresariales y tecnológicos que se han unido a él han hecho su elección sabiendo a qué se enfrentan. Ahora, el resto del mundo tendrá que lidiar con las consecuencias.