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Editorial: Le Monde

  • El sector automovilístico ha convencido al gobierno francés para presionar a la Comisión Europea y suavizar las reglas de reducción de las emisiones de CO2 de los vehículos.
  • El Ministro de Economía francés ha solicitado a Bruselas que no se apliquen las penalidades previstas en caso de incumplimiento de las nuevas normas que entrarán en vigor en 2025.
  • Varias marcas, como Volkswagen o Renault, podrían verse obligadas a renunciar a la venta de vehículos de combustión interna para cumplir con las normas, en detrimento de su rentabilidad y empleo.
  • Francia busca conceder un aplazamiento a la industria, una posición que podría ser decisiva ya que Alemania, Italia y otros países de la Europa oriental han expresado sus inquietudes sobre la aplicación de estas sanciones.
  • A pesar de las dificultades, algunas empresas como Stellantis y BMW no tendrán problemas para cumplir con la norma CAFE, demostrando que la regulación es adecuada si se hacen los esfuerzos necesarios
  • A pesar de las assurances del gobierno francés de no querer alterar la trayectoria de descarbonización y el fin de motores de combustión interna previsto para 2035, su solicitud de flexibilización va en contra de su estrategia nacional de bajo carbono.
  • Esta postura francesa también podría desencadenar un efecto dominó en el nivel de la UE, donde la configuración política es menos favorable para la implementación del pacto verde.

Conclusión: El editorial concluye que en un momento crucial para la transición energética, las concesiones a la industria automovilística podrían socavar el pacto verde de la UE y causar un considerable retraso en la descarbonización.