Claramente identificado, el fenómeno causante del desastre en la región de Valencia (España) es la goutte froide (gota fría), intensificada por el calentamiento de las temperaturas oceánicas.
Esta catástrofe sirve como advertencia para la necesidad imperante de estabilizar el calentamiento climático a través de la emisión neta cero de gases de efecto invernadero.
La prioridad es detener la urbanización, tomar en cuenta los riesgos climáticos en todas las políticas de planificación del territorio, además de mejorar los sistemas de alerta y seguro.
Con la política ecológica debilitándose y las demandas relacionadas con el clima retrocediendo, se requiere que los responsables políticos convenzan a la opinión pública de que el verdadero castigo radica en las consecuencias de los retrocesos en materia de clima.
Conclusión: Es esencial implementar políticas conjuntas y sostenibles de lucha contra el calentamiento y de adaptación destinadas a garantizar la protección de cada individuo.