La peor sequía registrada en la historia ha llevado a la declaración de estado de emergencia en Cataluña.
Cerca del 80% de la población catalana, unos seis millones de personas, se ven afectados por graves restricciones de agua.
La industria, la agricultura y el consumo doméstico en Barcelona, Girona y otros 200 municipios están bajo nuevas restricciones.
De acuerdo a la declaración de emergencia, la agricultura, la ganadería y la industria deberán restringir el uso de agua en diferentes porcentajes.
La gestión de la sequía servirá de base para el diseño de una nueva política hidrológica.
La cooperación de todos los agentes involucrados es esencial para minimizar los efectos de la emergencia.
Conclusión: La crisis actual requiere una gestión efectiva, involucrando a todos los agentes, para preservar el agua y asegurar el bienestar y la prosperidad colectivos. También subraya la necesidad de políticas más robustas y de una infraestructura actualizada para enfrentar fenómenos climáticos severos.