Varios países han suspendido sus contribuciones a la UNRWA, la agencia de la ONU para refugiados palestinos, debido a la supuesta implicación de 12 empleados en un ataque contra Israel.
Esta decisión ha supuesto un castigo colectivo para la población de Gaza y ha agravado las ya inhumanas condiciones en las que viven los habitantes de esta región.
La suspensión de fondos ha sido un golpe para la UNRWA, que ha perdido más de la mitad de su financiación e impone grandes desafíos para brindar asistencia a los aproximadamente dos millones de personas a las que sirve.
La acusación es grave, pero castigar a toda la organización por las acciones de unos pocos está fuera de toda proporción.
Estas acciones solo exacerban la crisis y violan los principios humanitarios básicos.
En contraste, España ha decidido continuar financiando a la UNRWA en un intento de aliviar la situación.
Conclusión: La retirada de financiación a la UNRWA no contribuye a la resolución pacífica del conflicto entre Israel y Hamás, simplemente agrega más sufrimiento a los civiles inocentes, y constituye una traición por parte de algunas de las democracias más poderosas del mundo.