Pedro Sánchez hace cambios en la cúpula del PSOE para proteger su supervivencia política y desviar la atención de la corrupción.
Elogiado por manejar internamente el impacto la trama de corrupción que implica a Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García.
Lidera una reestructuración de su partido, colocando a figuras no tan prominentes como Rebeca Torró en posiciones clave para limpiar la imagen del PSOE.
La nueva Secretaria de Organización, Torró, y otros miembros del equipo tienen conexiones dudosas, que podrían hacer difícil su tarea aislarse de los escándalos pasados.
Sánchez intenta mantener el control sobre el partido a través de su círculo cercano.
La ambición de Sánchez de permanecer en La Moncloa se mantiene a pesar de la deslegitimación evidente.
El PSOE necesita más que una reestructuración superficial para renovar y salvar su imagen.
Conclusión: Mientras Sánchez siga liderando el PSOE, cualquier intento de renovación será poco convincente, dada la persistente falta de responsabilidad y transparencia sobre corrupción en su partido.