El fracaso del Gobierno español en hacer oficial el catalán, euskera y gallego en la UE es resultado de un intento por satisfacer a los independentistas, aun si ello genera discordia.
La propuesta fue retirada ante la imposibilidad de llegar a la unanimidad, evidenciando un uso divisionista del lenguaje.
La Generalitat está vulnerando los derechos de los castellanohablantes al ignorar sentencias que obligan a enseñar el 25% en español en las aulas.
Feijóo, liderando la resistencia al chantaje de Puigdemont, defiende el bilingüismo y señala al Gobierno de culpar indebidamente al PP del fracaso de la propuesta.
El Gobierno sopesa volver a presentar la propuesta el 24 de junio bajo las presiones de Junts, a pesar de las objeciones de los servicios jurídicos de Bruselas y de la necesidad de modificar los tratados de la UE.
Conclusión: La insistencia en lograr la oficialidad del catalán en la UE demuestra una dependencia del Gobierno al independentismo, aun si ello lleva al fracaso y a generar divisiones.