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Editorial: El Mundo

  • El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, enfrenta un juicio sin precedentes por revelación de secretos, provocando una erosión institucional preocupante.
  • García Ortiz ha permanecido en su puesto a pesar de su imputación, lo que se considera una anomalía contraria a la norma y al sentido común.
  • La continuidad de García Ortiz en su posición no solo refleja su servilismo al gobierno, sino también una concepción patrimonial del Estado que daña las instituciones y el interés general.
  • La gran mayoría de la carrera judicial considera que la situación de García Ortiz es un 'bochorno' para la Fiscalía.
  • El juicio se origina de una operación contra una rival política del Gobierno, convirtiendo al fiscal general en co-autor de la estrategia del PSOE contra los jueces.
  • El propio fiscal eliminó evidencia, lo que representa un ataque a los fundamentos del ejercicio de la abogacía.

Conclusión: La insólita situación en que García Ortiz enfrenta un juicio sugiere la necesidad de una modificación legal para permitir el cese automático del fiscal en casos similares. Refleja también el desprecio del Gobierno hacia las instituciones y la separación de poderes.