El Gobierno ha interferido en la acción de los tribunales, especialmente mostrado por el ministro de Transportes, Óscar Puente, quien criticó la decisión del Tribunal Supremo sobre Carles Puigdemont y anticipó correcciones del Tribunal Constitucional
Este comportamiento erosiona la separación de poderes y genera sospechas sobre la complicidad del Gobierno en la fuga de Puigdemont
Acusar al Supremo de extralimitarse es inadmisible, sobre todo cuando se basa en la aplicación de normas mal redactadas y con deficiente técnica jurídica
Este comportamiento pone en evidencia la intención del Ejecutivo de dominar al TC, apoyándose en su mayoría progubernamental
Las presiones del Gobierno son tan explícitas que han causado malestar incluso en el tribunal que preside Cándido Conde-Pumpido
La reciente fuga de Puigdemont y la formación del nuevo Gobierno catalán, sin la bandera española en su toma de posesión, marcan una etapa de concesiones y dependencia de fuerzas independentistas
Conclusión: Las acciones del Gobierno minan la separación de poderes y manifiestan una excesiva interferencia en el sistema judicial, erosionando su credibilidad y enmarcándolo en un clima de presión política. A su vez, estas acciones consolidan la relación con fuerzas independentistas.